
¿Te acuerdas cuando deshojabas margaritas?
¿Te acuerdas cuando les preguntabas: me quiere o no me quiere? ¿le gusto o no le gusto? ¿tendré suerte, si o no?
¡Les hacíamos tantas preguntas! y…lo mejor de todo…. esperábamos una respuesta que nos aclarara las dudas.
Ahora pensando en esos momentos, reflexiono y me digo ¿no equivocaría las preguntas?
Nuestras inseguridades, nuestros miedos o temores, hacían que pusiésemos todo en manos de una pobre margarita, a la cual deshojábamos, como si ella fuera la culpable de que nosotros no estuviéramos seguros de nosotros mismos.
Porque se trataba de eso. ¿te imaginas a una persona segura de sí misma, caminando por la vida con paso firme, preguntándole a una margarita por «si le quieren o no le quieren»?
Es como si en unas elecciones presidenciales viéramos, a cualquiera de los candidatos, deshojando margaritas para saber si va a ser elegido o no, ¿verdad que viéndolo así resulta hasta ridículo?
No me voy a arriesgar a decir que todo el mundo, alguna vez en su vida, ha deshojado margaritas, pero muchos sí que sí y, ¡además!, solíamos escondernos para hacerlo para que nadie lo supiera y «no se rieran de nosotros», y si la margarita nos contestaba y no quedábamos contentos, pues probábamos suerte con otra para ver si opinaba distinto.
Por eso me pregunto: ¿no equivocaríamos las preguntas?, tal vez, antes de coger a la linda margarita hubiera sido más sincero preguntarnos ¿ Me quiero? ¿Cómo me quiero? ¿Me muestro tal y como soy? Si me miro en el espejo ¿me gusta lo que veo?
Hoy en día, aunque figuradamente, ¿sigues deshojando margaritas? Si así fuera, te invito a realizarte las preguntas anteriores y que tú te conviertas en tu propia «margarita»
Si te gusta comparte, y desde luego, espero tus comentarios.