¿Te ha pasado alguna vez no saber qué quieres? ¿Has sentido que tu mundo está cambiando y que ya no te sientes a gusto en el punto en que te encuentras? ¿Has pensado alguna vez que nadie te entiende?
¡No te angusties!, muy probablemente estés experimentando «dolor de crecimiento», estás cambiando tu forma de pensar, ves las cosas de otra manera, deseas decir más veces que no, pero no sabes cómo hacerlo sin dañar a los que te rodean. En una palabra, estás viviendo una transformación personal y, si antes lo veías todo blanco o negro, ahora te empiezan a aparecer matices de grises.
En la naturaleza nada permanece inalterable, cuánto menos tú vas a permanecer siempre igual. Tus pensamientos evolucionan, tus conocimientos se amplían, y con ello tu mundo se va haciendo pequeño.
Tienes miedo, o sientes temor, porque notas que lo que antes te hacía sentir a gusto ahora no te llena, te falta algo y no sabes ponerle nombre. No te divierten las mismas cosas, no tienes los mismos gustos, y las personas de las que te rodeas ahora te parecen en algunas ocasiones vacías.
Tal y como decía Carl Jung, psicólogo y psiquiatra suizo, «No es posible despertar a la conciencia sin dolor» y el dolor, en este sentido, se produce como consecuencia de un «darse cuenta», de tomar conciencia de cómo nos tratamos (o maltratamos) a nosotros mismos o a los demás, de descubrir «nuestras sombras», de reconocer lo que queremos en nuestra vida y de lo que no, de querer establecer límites, de sentir que si lo hacemos podemos dejar relaciones que, hasta este momento, eran muy importantes para nosotros.
¿Estás sufriendo «dolor de crecimiento»?, ¿Si?, pues FELICÍTATE, no te asustes, estás evolucionando, expandiendo, tomando consciencia, despertando.
¿Duele?, SI, no voy a mentirte, pero ese dolor trae consigo un mensaje, que tienes que reconocer, prestarle atención, escuchar con la mente y el corazón abiertos, y aceptar.
¿Cómo te sientes? Cuéntame, espero tus comentarios.