Los besos que no se ven.

Hay besos que no se ven, que viven escondidos para alguna de las partes.

Son esos besos que saben a rico, porque se dan con el alma.

Sin esperar nada a cambio, ni una sonrisa, ni una mirada.

Son como los besos que les das a tus hijos cuando duermen, en donde derrochas todo el amor que tienes y te hacen sentir llena.

Es la mirada llena de amor, admiración y ternura, que le dedicas a tu pareja sin que lo note, simplemente porque así lo sientes y deseas.

Estoy segura que también he recibido y, como son escondidos, no los he sentido, ni visto, pero de alguna manera sé que ese amor dedicado ha entrado por mis poros y me han recargado de energía.

Son esas caricias casi furtivas, que no se notan, pero se dan.

Son esas palabras de elogio sin que la otra persona las oiga, ni sepa de ellas.

Y qué bonito es ese derroche de amor incondicional, de ternura que brota como el agua del manantial, pura, fresca, limpia y sin esfuerzo.

Estoy segura que, a lo largo de tu vida has dado, y recibido, esos besos que no se ven.

Te invito a que no dejes de darlos, pero también a que los hagas visibles, a que no te límites a darlos sin que la otra parte nunca llegue a saber de todo ese amor que le dedicas.

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