¿Has sufrido el desamor?
¿Has sentido en el alma el desamor?
¿Eres capaz de reconocer si estas actualmente en el desamor?
Tal vez no te hayas parado a pensarlo, pero el Desamor es el compañero silencioso en la relación, viene a ser como un ladrón furtivo que se va introduciendo poco a poco en nuestras vidas, como un inquilino molesto pero que, cuando nos damos cuenta, ya está instalado y cenando con nosotros todas las noches.
¿Te suena?
Suele aparecer, por regla general, cuando se nos va cayendo la venda de los ojos tras esa etapa magnifica que es el enamoramiento o, que los más eruditos denominan, limerencia.
En esta etapa todo parece perfecto en nuestra pareja. La broma más tonta nos hace reír a carcajadas, cualquier ocurrencia nos parece magnífica, perfecta, ideal, en pocas palabras, que se nos cae la baba.
Pero cuando termina esta maravillosa etapa, que suele durar entre un año y medio y dos años, es cuando empieza a construirse el vínculo amoroso, y para ello hay que cuidar y mimar, no solo a la pareja, sino también a la relación (no olvidemos que la relación es la segunda parte de un nosotros). Y en este punto es como quién cuida una planta, necesita atención, necesita cuidados, necesita mimos, que la abonen, incluso los que entienden de plantas, dicen que se ponen más bonitas si se les habla.
Si se quiere tener un jardín bonito, hay que procurar que esté bonito, porqué solito no se cuida.
Si se quiere tener una relación sana y duradera, hay que prestarle atención y cuidados también, por si sola no se mantiene.
Las relaciones son así, sean del tipo que sean, y la relación de pareja aún más, ya que la persona que tenemos a nuestro lado, es la persona que hemos elegido para acompañarnos en el camino.
¿Y qué pasa con el desamor?, te preguntarás.
Pues, como dije antes, es el tercero en discordia que se inmiscuye entre nosotros y se hace con la relación…si se lo permitimos.
¿y cuándo se lo permitimos?,
Cuando dejamos de hablar y de escuchar a nuestra pareja, cuando dejamos de mirar al otro y nos centramos en nosotros, cuando solo nos fijamos en sus defectos, cuando hemos empezado una relación y, al llegar a esta etapa de construcción del vínculo amoroso, lo que deseamos es que cambie, que sea cómo a nosotros nos gustaría que fuese….y…
¡date cuenta!
Empieza el recorrido del ladrón furtivo, que se llama el camino de las 5 ERRES.
Antes nos encantaba tal como era, nos reíamos con cualquier cosa, nos parecía que nuestra pareja era divina, y de repente lo que queremos es que deje de hacer las cosas que hacía, y nos hacían reír, y sea como nosotros queramos que sea.
Antes podía combinar verde con azul y hasta con naranja y nos parecía “la bomba” ahora le decimos ¿de verdad que vas a salir así?
Vamos cogiendo confianza en la relación y lo que antes “dejábamos pasar por que nos daba igual” ahora nos genera….LA PRIMERA ERRE- RESISTENCIAS. No nos gustan cosas, pero no solemos decir nada para evitar conflictos y discusiones y pensamos “ya se dará cuenta”.
Pero, cuando vamos acumulando resistencias, y no las hablamos, ya pasamos a dejar entrar en nuestra casa a la SEGUNDA ERRE-LOS RESENTIMIENTOS– y entonces ya empezamos a decir ¿pero de verdad no se da cuenta que no me gusta?, ¿no se da cuenta que me molesta?, “¡seguro que lo hace para fastidiarme!”, “…ya no me quiere como antes…”
El ladrón furtivo, el inquilino molesto, va tomando fuerza
¿te das cuenta?,
Estamos, sin percatarnos de ello, destruyendo lo que tanta ilusión nos hacía hace no demasiado tiempo, estamos destruyendo la relación y los sentimientos que tenemos hacia la otra persona, pero seguimos sin hablarlo para evitar conflictos, y si lo hablamos acabamos en ellos.
Y aquí surge cuando hablo de el amor en el desamor. Hay sentimientos hacia la otra persona, sientes que la situación va a cambiar, y te resistes a tomar decisiones o a sentarte a hablar y aclarar las cosas, por no empeorarlo y pensar que con el tiempo todo irá mejor.
Y lo que suele suceder cuando no se hablan las cosas, es que el resentimiento se ha va haciendo grande y va anidando en nuestro corazón, y es cuando aparece la peligrosa –TERCERA ERRE- EL RECHAZO. En esta etapa hemos perdido el mirar al otro, no lo soportamos prácticamente. Ya no miramos lo bueno que hace, o lo bien que nos pueda tratar, o los gestos que pueda tener hacia nosotros para complacernos o hacer que nos sintamos bien.
No lo soportamos literalmente. Y empiezan los ¡No me toques!, ¡Hazte pa´lla!, ¡quita que me molestas!, sentimos muchas cosas, nos sentimos revueltos por dentro, pero no se las transmitimos al otro de manera clara, sino damos malas contestaciones, somos evasivos, y si nos preguntas ¿pero qué te pasa? Contestamos NADAAAAAAAAAAA
Y llegados a este punto, si no nos hemos sentado a hablar y a comunicar lo que nos pasa, como nos sentimos, como nos están haciendo sentir, llega la CUARTA ERRE- EL RENCOR. Y es el rencor el que termina matando la relación. En este momento del camino de las ERRES, si quedaba algo de sentimiento hacia la otra persona ya muere del todo si no le ponemos remedio.
El ladrón furtivo se nos ha llevado LA JOYA, se nos ha llevado el sentimiento de amor hacia el otro, de respeto, de confianza…..ha desaparecido TODO.
De este paso pocas parejas se recuperan, el 70% según estudios realizados, se terminan separando. Del 30% que queda, el 5% pueden llegar a tener relaciones sanas con el tiempo, aunque no sigan juntos; y el 25 % que nos falta recorren LA QUINTA ERRE- LA RESIGNACIÓN, y este camino es fatídico, porque te resignas a vivir así, te resignas a vivir en un ambiente viciado, donde no hay amor, no hay alegría, no hay perspectivas. Dejas de vivir en las relaciones sanas, porque, detente, lo que vivimos en casa se refleja también en el exterior de alguna manera.
Todo esto es extrapolable a cualquier relación, no solo a la de pareja, ten en cuenta que también hay familias que se separan, hermanos entre ellos, padres e hijos; incluso en el ámbito laboral.
¿Te has sentido identificada/o con algún tramo del camino de las ERRES?
¿Qué vas a hacer ahora que lo sabes?
Te propongo:
Si tienen alguna resistencia en tu relación de pareja, o en cualquier relación, comuníquenselo a la otra parte, ¿si no lo hablas como lo va a saber, y cómo lo vas a resolver y llegar a un entendimiento?.
Si tienes algún resentimiento, siéntate con la otra persona y díselo, pero desde el sentir, sin reproche, es distinto decir “es que me tienes harta/o, no me tienes en cuenta, siempre te vas por ahí y me dejas sola/o” que si dijeras “yo siento que nos estamos alejando y no nos estamos dedicando el mismo tiempo a nosotros que el que le dedicamos a los demás»
¿Lo haces?, déjame tus comentarios.
