La vida es un camino que hay que vivir intensamente, teniendo en cuenta que siempre estamos en hoy, ya que no se trata más que de eso, recorrer un camino lleno de “hoys” y crear tu realidad.
Hay tropiezos y hay caídas, pero si las miramos como enseñanzas, aprendizajes y experiencias, no nos sentiremos derrotados, tristes o angustiados, sino felices de salir fortalecidos, agradecidos de sentirnos llenos de vida.
Si tuviéramos en cuenta que el estar vivos es lo que realmente nos hace falta para sentir, disfrutar, experimentar y crecer, y que estando muertos ya toda esa posibilidad se acaba, tal vez nos tomaríamos las cosas de otra manera.
La vida es, como dije, una secuencia de “hoys”, y tenemos que estar presentes en cada uno de ellos.
Un día pensando en mañana, es un día perdido, ya que el “hoy” no lo estás disfrutando. Tu energía se está yendo a otro momento, que aún no ha llegado, y estás perdiendo la presencia en lo que estás viviendo.
Somos hoy, y en hoy, debemos centrarnos.
Salta, ríe, llora; siéntete alegre, triste, satisfecho o no, pero vívelo y al finalizar el día reflexiona, revive esos momentos y quédate a dormir con la plenitud de sentir que tu has formado parte del día que has vivido, y que ya termina.
Una vez me dijeron, “lo único cierto es que un día vamos a morir, y ese día será el día que ya dejes de sentir”;y así es, reflexioné en ello y, desde ese momento, dejó de preocuparme el mañana, me dije a mi misma “tal vez hoy salgas y te atropelle un coche, y ya no estaré, entonces de nada me habrá servido estar pensando en lo que tengo que hacer mañana, dentro de una semana o de un año”.
Así que te digo, a ti que me lees, ¡Disfruta del momento que vives, como si fuera el último! De esa manera, verás que todo cobra sentido.
Si te gusta, házmelo saber, te leo en los comentarios, y si quieres comparte para que muchas más personas puedan reflexionar sobre ello.
Lourdes Perdomo Sánchez 